martes, 15 de abril de 2008

Hora de la verdad...


Estoy sentado y por primera vez siento realmente lo que es un abrazo, pero este no transmite cariño ni dulzura, transmite seguridad y calor.

Tengo puesta una playera y unos jeans desgastados. Sin razón alguna empiezo a sentir como mi playera se empieza a llenar de sudor y ansiedad por apretar el botón de arranque.
Mis pies están arropados con unos delgados tenis de goma que permiten el perfecto agarre entre los pedales y mis pies.
Verifico que los cuatro puntos que me hacen sentirme parte de mi auto como el motor o como el chasis estén firmes y seguros.
Observo que mi visión apoyada por tres espejos logre abarcar el mayor campo visual posible.
Ahora es hora de la verdad, de hacer rugir esos 700 hp de fuerza que están listos para galopar a toda su capacidad y brindarme la mejor experiencia de mi vida, correr en un circuito hecho para valientes que desafían las fuerza del viento, la resistencia del metal y del propio cuerpo.
Es ahora o nunca... ¿Seré lo suficientemente valiente para presionar el pesado pedal del acelerador y soltar el embrague?...

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